Colocar las manos en estas espigas, cerrar los ojos y sentir como el viento empuja suavemente en un ir y venir, otros sentidos se suman y el olor de la leña aparece, ahora se escucha los sonidos del campo y puedes imaginas estar alejado de todo peligro alcanzando tu alma la calma. Una vez mas la naturaleza nos regala en esta fotografía la magnificencia de la creación. ( Caño Grulla - Venezuela)
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